Palabras ordenadas con algún fin más o menos indefinido (o lo que vienen a ser mis sirocos de juventud)

lunes, febrero 14, 2005

El elefante y la estaca

Un día, hace ya bastantes años, llegó a mi pueblo un circo, pero no un circo como los que solían ir al colegio, cuyos payasos contabas chistes y cuyos magos hacian trucos que ya conociamos todos por el magia borrás. Un circo con una gran carpa, gigantesca, de colores azul, blanco y rojo y con una bandera americana en la cumbre de la misma.
Mis hermanos y yo suplicamos a nuestra madre que nos llevara a ver la función, todos los niños del pueblo iban a ir, y no podiamos quedarnos nosotros fuera, y mi madre, que es la mejor del mundo, no solo nos llevó sino que además nos hizo palomitas.
Una vez comenzado el espectáculo cada actuacion nos sobrecogía y entusiasmaba más que la anterior, escupefuegos, acróbatas, malabaristas, payasos, ilusionistas, equilibristas... pero lo que más ganas tenia de ver eran los animales, que siempre me habian apasionado. Pasaron los fieros leones, los graciosos monos, de nuevo con los payasos, perros futbolistas y encantadores de serpientes.
Pero sin duda, el animal que más me impresionó fue el elefante, tan fuerte y a la vez tan inteligente, sin embargo, veía tristeza en sus ojos y me contagió un poco de esa tristeza a mi también. Recuerdo, y esto se me quedó grabado, que al salir del circo, con todo el griterío de niños comentando el espectáculo, vi a un joven cuidador atando el elefante a una estaca clavada en el suelo con una cadena. Le pregunté a mi madre y a mi hermano mayor porqué un animal tan fuerte, capaz de derribar un árbol adulto, no arrancaba sin más la estaca del suelo y trataba de huir del circo en el que estaba tan triste, pero ninguno de los dos me supo dar una respuesta coherente bajo mi punto de vista.
Después de eso, leí libros, vi documentales, pregunté a profesores de ciencias y nadie pudo saciar mi duda. Pasaron los años y se me olvidó.
Un día, cuando creía que los circos habian desaparecido, el mismo que me entusiasmó tanto de chico volvió a mi pueblo. Pero la carpa me pareció mucho más pequeña, además estaba plagada de parches, muy descolorida y con la bandera americana algo agujereada. Me dí una vuelta por el campamento de los artistas, y encontré a mi viejo amigo, que seguía atado a la misma estaca. Le acaricié la trompa buscando con la mirada al joven cuidador que lo ví atarlo la última vez, y preguntando me señalaron una caravana en la que me abrió un hombre mayor, que parecia mayor aún de la edad que debia tener, pensé.
Me presenté y le pregunté por el animal, que resultaba llamarse Babar. Según el cuidador, Babar llevaba en el circo desde que era un bebé, y ante mi pregunta sobre porqué un animal tan poderoso se veía sometido por una insignificante estaca me dijo que Babar una vez si trató de liberarse. Tiró de las cadenas cuando era solo una cría de elefante, y apenas podía con uno de aquellos gruesos eslabones, incluso paso días enteros tirando y tirando, tratando de zafarse de aquella prisión. Pero un día se dió por vencido. Se encontró tan agotado que decidió que no era rival para aquella estaca y que nunca sería capaz de arrancarla. -"Nunca lo intentará"- Me dijo el cuidador, y acariciando la trompa de mi amigo Babar por última vez, volví a ver tristeza en sus arrugados ojos. -"Ojalá tuviera valor y se enfrentara a esa maldita estaca"- Pensé, volviendo a mi casa.

Este cuentecillo me lo contó mi amigo Cone, y el lo leyó en un libro llamado "Déjame que te cuente" de Jorge Bucay, sin duda lo leeré pronto. Dedico este artículo a mi amiga Nuria.

Nota: Este post es una aproximación bastante ridícula del cuento escrito por Bucay, no le hace justicia aunque lo que me llamó a escribirlo sin haberlo leído entonces, fue el maravilloso mensaje que porta y espero transmita. Por ello y ahora con conocimiento de causa, recomiendo la lectura del libro en cuestion (ya lo he leído).

Mi sueño

Otro viaje, otro libro
otra noche, despertar
llorar, odiar, ignorar
correr, gritar, sentir
soñar.

Otro tiempo, tu sonrisa
tu correo, mi teléfono
pensar, escribir, llamar
leer, escuchar, sonreir
soñar.

Otro sueño, siempre el mismo
otro momento eterno
tus ojos, tu piel, tu pelo
tu boca, tu risa, tus besos
tú,
mi sueño.

viernes, febrero 11, 2005

Toc- Toc

* Llego a tu pueblo. Mi sentido de la orientacion sigue siendo una ruina, pero al final llego a tu puerta, paso por delante conduciendo y la luz está encendida, -"¡genial!"- pienso. Doy la vuelta a la manzana y dejo el coche a la vuelta de la esquina.
* Me bajo del coche, me acerco a tu puerta -"¡Mierda!"- La casa de al lado es un taller y hay alguien ahi. Una furgoneta blanca -"esto ya lo he vivido"- se me escapa una débil sonrisa y doy media vuelta y me encierro en el coche a la vuelta de la esquina.
-"¡¿Qué hago, qué hago?! ¿Cojo la cena y me presento allí como el que no quiere la cosa? No, no puedo hacer eso... ¡joder ¿qué hago?!-
* Salgo del coche, con la bolsa del carrefour y la cena + delicioso vino de botella espumoso que he comprado, llego a la esquina, me paro, la furgoneta sigue allí... me doy media vuelta y me vuelvo a meter en el coche.
-"¡Joder, Joder! ¡ Me cago en la puta ostia! ¡vamos a ver, no pasa nada! Solo soy un amigo que viene a cenar con su hija, eso es todo, vamos, cálmate, que no te vea nervioso. Sonríe"- (me miro en el espejo) -"¡Joder, que cara de gilipollas! bueno, ¡da igual! ¡valor!"- Me bajo del coche.
* Ando dos metros. Me doy la vuelta. Me meto en el coche.
- "Esto ya es cachondeo, jejeje. ¡¡¡¡¡¡¡AAAAAAAGGGGGGGGHHHHHH!!!!!!!"-.
* Cojo el telefono. Lo sostengo. Lo miro. Lo dejo, lo cojo otra vez. -"¿La llamo?"- La llamo.

martes, febrero 08, 2005

¿Otra vez?

Otra vez los caminos de los dos se encontraron
bajo un cielo azul marino apagado
los dos no sabian,
los dos intuian,
marcharon los dos caminos separados.

domingo, febrero 06, 2005

Los discípulos de Einstein

Un blog es solo para desahogarse, ¿no?
Supongo que sí, para la mayoria de la gente. A mí además de eso me gusta poneros acertijos y aunque corro el riesgo de que no les hagais caso, así, la mayoria de la gente lee los blogs de carrerilla sin pararse mucho en un artículo. Yo los cuelgo y si a una sola persona le interesa y los disfruta como yo, ya habrá valido la pena. Total, tampoco hay que ser un discípulo de Einstein.

Muchas gracias a mi gran amiga la Faraona ratera pura ;) que me ha facilitado este acertijo, más sencillo de lo que parece. Cuestión de lógica y hacer un par de numeros, poca cosa.

Dos antiguos discípulos de Einstein se encuentran después de varios años sin verse. Uno de ellos está casado y tiene tres hijos.
- ¿Cuantos años tienen tus hijos? - pregunta el soltero
- Te diré, que el producto de sus edades es igual a 36 - contesta el casado - ¿Y la suma?
- El número de ese portal - Con todo me falta un dato
- el que tiene mas años toca el piano - entonces ya se que edades tienen tus hijos.

¿Y vosotros, lo sabeis?

sábado, febrero 05, 2005

XI

-Yo soy ardiente, yo soy morena,
yo soy el símbolo de la pasión;
de ansia de goces mi alma está llena;
¿A mí me buscas?
-No es a tí, no.

-Mi frente es pálida, mis trenzas de oro;
puedo brindarte dichas sin fin;
yo de ternura guardo un tesoro:
¿A mí me llamas?
-No, no es a tí.

-Yo soy un sueño, un imposible,
vano fantasma de niebla y luz;
soy incorpórea, soy intangible;
no puedo amarte.
-¡Oh, ven,ven tú!


-Gustavo Adolfo Bécquer-

martes, febrero 01, 2005

Mi mundo de rosas

En mi mundo de rosas
los pétalos se clavan,
llueven rayos de sol,
queman gotas de agua.

En mi mundo de rosas
su hedor embriagado apesta,
cada noche, día a día,
sus gritos me lo recuerdan.

En mi mundo de rosas
plagado de niños y espejos,
no veo luz, tan solo espaldas
y un tunel que no se acaba.

En mi mundo de rosas
hay un cartel manchado
que dice, con letras claras
"no quieras entrar, muchacha".

Saturday bloody saturday

Brillando tu diamante reluciente de reflejos malvas, turquesas, sobre un mar azul, un cielo anaranjado, cual faluca de madera, cuyo mástil mecánico gobierna velas ondeantes al viento que sopla más fuerte.
Brillando te acercas, deslumbrándome en mi orilla, cegado a tientas ando y me sumerjo y me voy hundiendo a cada paso.
Entonces tu diamante reluciente se va difuminando y ¡de repente! ya se ha apagado, mis movimientos son pesados y torpes, la gente me mira y cuchichea, pero las luces del techo prosiguen en su loca procesion, una vibración in crescendo me va ensordeciendo con su ruido, el gigante oscuro sigue vibrando incluso en su caida ante mi ataque fortuito, la gente hace un corro y me rodea junto a mi presa, alguien grita algo incomprensible entre todo aquel jaleo, solo quiero despertarme en mi cama y olvidame de aquellas caras deformes, esas repetitivas y machaconas canciones mezcladas con un sabor a ron de garrafón y humeantes colillas mal apagadas.
Vuelo, o al menos mis pies no tocan el suelo y me muevo. No puedo abrir los ojos y apenas puedo hablar, pero ya oigo, solo hay alguien conmigo y lanza improperios e insultos varios mientras me zarandea y me lanza al suelo.

Horas más tarde me despierto en una cama desconocida.
No se ni cuando, ni porque llegue aquí, y por supuesto tampoco se cómo, pero ahora el mundo se parece al mundo tal y como lo recordaba antes de anoche... supongo que no estaré lejos de mi casa y que sea quien sea el alma caritativa que me haya acogido en su lecho me llevará a ella si se lo propongo, no obstante voy al cuarto de baño de donde oigo ruidos inequívocos, un hombre de unos 50 años tira de bragueta al blanco y en estas salgo corriendo de la casa medio desnudo.
"hermano donde está Cloud?"- "Cloud? quien es Cloud? - no traigas más chicos a casa, hermana!"