Zigzagueando entre problemas
Me encanta el fútbol.
Hoy estaba pensando que hace mucho tiempo que no juego ni un partido (por lo menos 2 meses, todo un record) y que lo hecho un montón de menos. El fútbol es a veces una valvula de escape del mundo real. Cuando estás concentrado en un partido casi olvidas todas las circunstancias de tu vida. Dentro de un partido de fútbol no piensas en tus problemas, cuando empiezas una jugada, llevas la pelota y tienes enfrente a un rival, no piensas en que tu padre tiene el coche roto y no puede comprarse otro, tampoco recuerdas que trabajas en una aburrida fábrica, ni siquiera te duele el hombro por la paliza que recibiste hace más de un año. Solo estamos el balón y yo, y las opciones para seguir avanzando.
Paradójicamente últimamente me siento como si me encontrará en mitad de una de esas jugadas que transcurren a toda velocidad, y que para finalizarla con éxito hay que avanzar deprisa improvisando constantemente: un quiebro, una finta, un amago, la piso, avanzo, la piso, quiebro esquivando a mi rival, y cuando por fin me he librado de él, paró el balón y , en unas décimas, levanto la vista, evalúo la situación e instintivamente tomo otra decisión.
Últimamente no puedo "parar el balón" y continuo casi como si lo llevara cosido a la bota, pesara muchísimo y me arrastrara montaña abajo.